Ya lo sabíamos desde el origen de la Teoría de la Relatividad, Nunca se vuelve a donde mismo. Ahora menos. Ahora no es solo la Tierra la que gira o el Universo mismo, sino la vida, aun en sentido inverso: es decir, de la muerte a la conciencia.
Retornar a donde nunca antes habíamos habitado, a donde moriremos con un poco de suerte o sobreviviremos sin ella.
Según escucho ahora. Estaremos autorizados a borrar todos los murales de los edificios públicos y a grafitear en ellos las consignas de la contingencia. Porque según ellos mismos: el arte no es necesario. Estamos entonces autorizados a dinamitar toda la arquitectura, a quemar todos los libros, y a hacer de las bibliotecas burdeles donde no haya nunca mujeres sino políticas económicas. Se nos autoriza a tragar fuego en los cruceros y a escupirlo en los escritorios. Estamos autorizados al suicidio, a todo tipo de violencia dentro de todo orden público, porque para ellos el arte no es necesario.
Llenaremos de arena todo lo que antes fuera música. Te volveremos sordo, más de lo que ya eres, porque para ti, el arte no es necesario.
Nos volveremos silencio solo para ti, porque en otros oídos y corazones seremos sinfonías. Porque si hay algo de lo que el Arte dé testimonio es que las Utopías existen. Es ahí a donde volveremos. Retornaremos a la Utopía, ahí donde nunca estuvimos, ahí donde tus ojos mudos, tu voz ciega y tus oídos parapléjicos no pueden sino dejar tu ausencia.